Historia

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Las primeras referencias históricas se remontan a la Edad del Hierro, en la que se sitúan los restos de un asentamiento humano conocido como El Castillejo. Enclavado en un pequeño cerro de suelo pizarroso, este castro era perfectamente defendible gracias a la protección que ofrecían el Almonte y un arroyo subsidiario de éste, reforzado por una modesta muralla.
Con Monroy, Talaván e Hinojal compone " Los Cuatro Lugares ". Perteneció al señorío de Monroy hasta el sigloXIX y en tiempos fue constituida como aldea de la Villa de Garrovillas de Alconétar. Localidad que pertenece al Señorío de Monroy hasta el Siglo XIX y constituida en tiempos como aldea de la Villa de Garrovillas de Alconetar. Fue, igualmente, pertenencia del Duque de Frías, por su condición de Conde de Alba de Lister.
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Santiago del Campo El municipio de Santiago del Campo, en la provincia de Cáceres, cuenta con extensión de 73,28Km2, limita al Norte con el de Hinojal, al Sur con el de Caceres, al Este con el de Talaván y al Oeste con el de Garrovillas. Dista de Cáceres 22 km, por la Carretera comarcal Cáceres-Torrejón.
El núcleo está situado en una llanura quebrada. La mayor parte del término es ondulado, propio de la penillanura trujillano-cacereña, con pequeñas elevaciones entre las que destacan los cerros de las Vacas, Pajarero y Castillejo, y la loma de la Dehesa. Sin embargo, en las proximidades del río Almonte el terreno se hace muy abrupto y accidentado, entrando en zona propia de riveros del río Tajo, que con su famoso encajamiento ha provocado, por erosión remontante, el mismo en sus afluentes en este caso el Almonte. Más del 40 por 100 de la superficie municipal presenta pendientes superiores al 20 por 100.
Pasados los puentes que llaman de San Francisco, cuando la carretera de Torrejón el Rubio, EX-390, ha flanqueado los riberos del Almonte y Tamuja, aparece a nuestra izquierda un desvío que, por una anacrónica carretera, nos acerca hasta Santiago del Campo.
                Nos saluda un pueblo pequeño, sosegado, de los que dan sana envidia a ciudadanos cosmopolitas. Sus gentes hablan de casas cerradas, esperando al estío para que vuelvan a abrirse las puertas por quienes las cerraron para partir a otros lares; un buen hombre se apresura a decir que ya sólo quedan unos cuantos viejos, de esos que han trabajado toda su vida el campo, que casi octogenarios toman un hacha y marchan a desmochar su lote de olivos en la Dehesa Boyal, árboles centenarios que han sido mimados generación tras generación.
Aunque nos atrae el interés de andar por el campo, decidimos antes mirar la cara de las casas y monumentos del pueblo. En el Ayuntamiento encontramos la Torre del Reloj, obra del siglo XIX a la que se han añadido sucesivas reformas; parece que hubo de estar pintada de añil, pero ahora se enseñorea encalada sobre las tejas. No acertamos a descifrar una fecha, 1.880 ¿fue el año de su construcción o una de esas reformas?.  Santiago tenía un puente solemne sobre el arroyo del Lugar, hoy tristemente desaparecido para dar espacio a un bonito paseo que encumbra al arado de reja en forma de monumento.